Cuida tu huerto
[Voltaire]
Sevilla nunca ha tenido una Cuesta de Moyano ni esos quioscos, de gastada madera y húmedo metal verde, que todavía resisten en las riberas del Sena, donde uno aún puede encontrar grabados decimonónicos y libros de lance antiguo, milenario, casi pretérito. Siempre hemos sido una ciudad pobre, pese a las leyendas y a las ficciones que ciertos sectores sociales se han montado sobre sí mismos. Y, como bien dijera Pla, los pobres sólo podemos ser individualistas. Por eso el amor a los libros viejos y antiguos es un vicio privado y, en general, íntimo. Para algunos incluso vergonzante. Para otros, aristocrático.