Zoido ha tenido una feria del turismo triunfal. El alcalde se marchó a Madrid, que es donde se celebraba Fitur, recibiendo críticas porque redujo la oferta de Sevilla a tres cuestiones: flamenco, tapas y congresos. No debieron de gustarle demasiado los comentarios al respecto, sobre todo alguno que procedía de analistas afines a su causa, porque el hombre estuvo el resto de la semana reiterándose: Sevilla es la mejor ciudad del mundo. Anunció que invertirá más dinero en promocionar el aeropuerto y presumió de que la ciudad acogerá 17 congresos durante los próximos dos años con un impacto económico teórico de 40 millones de euros. Las cuentas, por supuesto, las hace su gente.
Archivo de enero 2014
Apuntes de Gamonal
A veces una simple protesta de barrio puede hacer que un país dormido abra los ojos. Las manifestaciones de los vecinos de Gamonal (Burgos) en contra del proyecto de su Ayuntamiento para construir un aparcamiento –de pago– y hacer un bulevar en su distrito han tenido una repercusión sorprendente. Lejos de circunscribirse al ámbito local, han terminado por ser un asunto nacional. Habría que reflexionar sobre las causas de este salto de escala. El factor esencial parece ser su intensidad: las protestas focalizaron la atención general porque algunos suponen que en una ciudad como Burgos no es lo habitual. Tendrían que hacérselo mirar: la indignación no tiene sede fija y puede brotar en cualquier sitio. Incluso en las aldeas más tranquilas.
La samba de una sola nota
“Já me utilizei de toda a escala/e no final nau sobrou nada”.
Antonio Carlos Jobim. Samba de uma nota só.
La batalla por la Alcaldía de Sevilla ha entrado, a un año largo de las elecciones, en su fase decisiva. La guerra será completa. Zoido (Juan Ignacio) ha dejado al PP andaluz definitivamente sin timón. Ha decidido comenzar la campaña electoral de las municipales sin esperar más a que Rajoy dé luz verde a su sucesor regional. No puede permitirse el lujo de esperar al dubitativo presidente del Gobierno, que todavía no ha movido ficha en Andalucía ni parece querer hacerlo a corto plazo. Su poder institucional está en riesgo. Ya no se trata de una suposición, sino de un hecho: los sondeos lo sitúan ahora mismo con una mayoría frágil de apenas un concejal de diferencia en relación a PSOE e IU, que sin haber hecho durante este tiempo una oposición rotunda a apenas un año vista de los comicios cuentan con datos demoscópicos que les ayudan a soñar con la posibilidad de disputar el poder local al PP.
Contar hacia atrás
En Sevilla tenemos una curiosa costumbre indígena: contamos los días que faltan para el comienzo de la Semana Santa. Es un ritual como otro cualquiera: igual daría que contásemos ovejas –que es lo que recomendaban de niños para dormir– que acequias lorquianas. La cuestión es contar algo y entretenerse con el vacío de los dígitos. Los bares tienen pizarras, como los casinos, por si alguien se pierde con esta singular cuenta atrás, un deadline en versión hispalense que los costumbristas enseñan henchidos de orgullo a los turistas y a los que, igual que en los poblachones rurales, aquí se conocen con el calificativo de forasteros.