Herman Hesse, el autor de El lobo estepario, obra cuya adoración está tan extendida como justificada, sobre todo entre quienes nos consideramos miembros de la nutrida legión de los solitarios atávicos, tiene un libro, aparentemente menor, que en su momento compuso con un título descriptivo: Lecturas para minutos. Contenía una serie de reflexiones breves en las que el ingenio, el pensamiento sintético y la hondura filosófica reinan en minifundios verbales. Alianza Editorial las reunió hace unos años en su estupenda colección de bolsillo.
Archivo de agosto 2015
La forma sin fondo
Lord Byron, el poeta romántico, escribió una frase para describir cómo era la pasión amorosa que movía a las mujeres de su tiempo: «Durante la primera pasión una mujer ama a su amante, después ama al amor». No parece que tal afirmación, esencialmente cierta, tenga que ver con el sexo, sino con el carácter. Hay quien identifica a las personas con conceptos sin reparar en que las ideas son posteriores a la realidad, rara vez al contrario. En política ocurre: los próceres dicen velar por nosotros, pero ambicionan manejar el presupuesto. Sus móviles difieren siempre de sus palabras.
Las Crónica Indígenas del lunes en El Mundo.
Fragmentarios
Una frase, a veces, dice más que un libro entero. Entonces sabemos, sin dudarlo, que estamos ante literatura fragmentaria: la que se construye con los ladrillos que Ramón Gómez de la Serna denominó greguerías, Sánchez Ferlosio, pecios y Cioran, nuestro suicida de cabecera, que no murió de suicidio, sino de la miseria de los viejos, aforismos. Hay quien cree que esta literatura es fruto de la pereza y quien, por contra, sostiene que se trata de una división sólo apta para los verdaderos genios, frutos de un talento que no requiere ni ensayos ni moldes ortodoxos para poder explicarse.
Utopía
Paco Jarauta, uno de mis filósofos de cabecera, me dijo hace unas semanas: «El año que viene es el Quinto Centenario del Mundo Utópico». El calendario asiente. Sir Thomas More publicó su Utopía, cuyo título complementario es Libelo sobre cuál debería ser el estado ideal de la república, en el año del Señor de 1516. En origen, un libelo es un género que sólo apela a la brevedad, no a la malevolencia. La Utopía de More es una falsa isla, como Sevilla, fundada sobre los meandros, los cáñamos y los brazos múltiples del Guadalquivir, nuestro particular dios menor.
La Noria del sábado en El Mundo.
Literaturas de arte menor
La estrecha mirada con la que los estudiosos compendian la literatura de nuestros días, ya sea mediante antologías o agrupamientos varios nacidos al calor de alguna firma editorial, deja siempre fuera de juego a los que denominan géneros menores, esos libros en los que los críticos no encuentran materia suficiente de glosa y relegan bajo el argumento de que sólo son literatura de consumo, superficial; caprichos narrativos en los que la estética no se encuentra escondida tras metáforas imposibles o misteriosos personajes a los que poder analizar con lucimiento personal. Suelen ser éstos libros en los que las cosas están bastante claras. No hay simulacros. Son relatos de una simpleza rotunda que versan sobre asesinatos, amores, violaciones, desengaños, ajustes de cuentas; crudeza vital, en definitiva. Muchos de ellos son literatura negra.