Al congreso de la derecha indígena -la original y la sobrevenida, que por el momento cuenta con militantes antagónicos: el Adelantado Marín y Hervías, el ágrafo– sólo faltó Platero, «el pequeño, peludo y suave» asno de Juan Ramón, «tan blando por fuera, que se diría todo de algodón». Hay quien cuenta que en Granada se palpaba en el aire el conflicto entre los genoveses y sus colonias, que reclaman -es el caso de Madrid- su derecho al imperium, pero el cónclave también tuvo instantes generosísimos en glucosa. El azúcar es un veneno que, como tantos otros, produce placer inmediato y trae calamidades venideras. Cuando se toma, se disfruta sin querer admitir que lo que uno hace, de forma simultánea, es minar su salud.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.