Las grandes catástrofes comienzan con un cambio imperceptible que, cumplida la hora, por decirlo en términos proféticos, alteran el curso de la naturaleza. Entonces es cuando el mundo, tal y como lo conocíamos, cambia y nada vuelve a ser igual. Incluso aunque muchas de las cosas continúen en el mismo sitio. Este símil explica con exactitud en qué ha consistido realmente el cambio (sin cambio) que hace ahora dos años exactos aconteció en Andalucía, cuando las derechas reunidas pusieron fin –gracias a una carambola– a la histórica hegemonía del PSOE en la gran autonomía del Sur. En apariencia, el poder regional cambió de manos y los socialistas pasaron a la oposición, desvaneciéndose por primera vez aquel sortilegio ancestral que establecía –así ocurrió durante tres largas décadas y media– que el Mediodía era genéticamente, y por tanto de forma irremediable, de izquierdas.Las elecciones del 2D desmintieron esta leyenda: no sólo existía una Andalucía conservadora, sino que existe (y además crece) una Andalucía reaccionaria, como evidenció la súbita irrupción de Vox en el tablero político, consumada al margen de los pronósticos de todas las encuestas.
Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.
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