Los políticos viven, y con frecuencia matan, por las listas electorales. Es su industria. Como cualquier negocio que quiera ser rentable, hay que gastar menos de lo que se ingresa. El dinero de las elecciones sale de nuestros bolsillos, así que siempre gana la banca. La democracia es el negocio de la élite patriótica igual que antes lo fue la dictadura. Sobre todo si se trata de una democracia formal, vigilada, donde las cosas están atadas, empezando por las candidaturas.
La Noria del sábado en El Mundo.
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