Si el verdadero legado de un artista es su obra y, en una medida que es muchas veces superior, su poética –el método concreto que ha elegido para crear–, cabe preguntarse los motivos por los que, cuando alguien pretende penetrar en el alma de un músico, un cineasta o un escritor, de forma casi mecánica, suele echar mano de la socorrida biografía o, en su defecto, de la fatigada bibliografía. O de ambas disciplinas, dejando escapar la incógnita capital que debería desentrañar la crítica cultural: ¿cómo se forja un obra de arte?, ¿cuáles son los elementos que determinan su suerte?, ¿de qué manera un autor logra levantar un universo paralelo al mundo real gracias a las palabras, las imágenes o los sonidos?
Las Disidencias en Letra Global.
