Quienes no pertenecen a la cultura meridional, una condición vital que no es ningún mérito, sino una circunstancia azarosa, porque no nacemos, nos nacen, la imagen de la primavera en el Sur se relaciona de forma casi automática con una infinita galería de imágenes religiosas que procesionan por las calles y con excesivas manifestaciones de devoción por vírgenes milagrosas que, bajo palios repujados de plata, caminan sobre un fondo de incienso. Todas estas estampas son, sin duda, ciertas, pero su interpretación dibuja una imagen limitada de Andalucía –la España de charanga y pandereta, como escribió Machado (Antonio) en su poema ‘El pasado efímero’– que oculta el colosal grado de hondura pagana con la que en la gran autonomía del Sur se vive la Semana Santa, que este año casi ha puesto el cartel de completo –una ocupación del 90% en Sevilla, Málaga o Jaén– en los hoteles de la región.
Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.