Las culturas occidentales, nacidas en Europa y prolongadas en Estados Unidos, viven esta tercera década del siglo inmersas en una aciaga profecía que señala, con algo más que argumentos, su inevitable ocaso. Un canto del cisne entonado, en buena medida, por las propias sociedades de Occidente, en las que se ha instalado una honda sensación de vulnerabilidad. Los hechos son nítidos: la emergencia de China –el gran gigante asiático– y la amenaza de la Rusia de Putin, en guerra desde hace dos años con Ucrania, sumada a la espiral de violencia en Palestina, que vive la tragedia del enésimo enfrentamiento entre Israel y los países de la órbita musulmana, señalan que la capacidad de Occidente para gobernar el mundo ya no es la que desde la Segunda Guerra Mundial venía condicionando la geopolítica mundial. No estamos en la mejor hora de la Historia contemporánea. Esta certeza ha hecho que Amin Maalouf (Beirut, 1949), escritor libanés afincado en Francia, premio Príncipe de Asturias y miembro de la Académie française, se cuestione si vivimos realmente el hundimiento definitivo de la cultura europea y norteamericana o, en cambio, pasamos por una crisis seria pero de impacto coyuntural. El resultado de su reflexión es un ensayo político –El laberinto de los extraviados. Occidente y sus enemigos (Alianza)– donde intenta explicar las razones de este agotamiento y su consecuencia: la configuración de un nuevo (des)orden mundial.
Las Disidencias en The Objective.