Ha tardado seis meses en arrepentirse, aunque ahora lo disimule con una vehemencia que demuestra que la retórica nunca es capaz de disfrazar por completo los lamentos íntimos.
Las Crónicas Indígenas del sábado en El Mundo.
Ha tardado seis meses en arrepentirse, aunque ahora lo disimule con una vehemencia que demuestra que la retórica nunca es capaz de disfrazar por completo los lamentos íntimos.
Las Crónicas Indígenas del sábado en El Mundo.
Kipling escribió que la victoria y el fracaso son dos imposibles. «Conviene recibirlos con la misma serenidad e idéntico desdén» No es precisamente el caso de nuestro alcalde, que quizás dada la inminente cercanía de la Navidad y sus alrededores, que son todavía peores, nos ha comunicado hace unos días que la hercúlea misión de sanear las arcas locales está culminada.
La Noria del lunes en El Mundo.
Churchill definió a los fanáticos como aquellos que no pueden cambiar de opinión pero tampoco están dispuestos a cambiar de tema. Parece ser el caso de Izquierda Unida en Andalucía.
Las Crónicas Indígenas del sábado en El Mundo.
Se murió. Se nos murió. Se le murió a su familia, a la Corona, a los españoles, a la ministra del ramo, que lloraba a moco tendido, a los discípulos de Ortega y a los chicos de la Revista de Occidente, tan nombrada como escasamente leída. Chacel, la abuelita de las letras españolas, se largó de repente: en medio de homenajes emotivos, recuerdos y desagravios que pretendían borrar, aunque fuera tan a destiempo, la ignorancia que la emparedó desde que volvió del exilio, ese horizonte donde el vino es agrio y los recuerdos son duros, punzantes y, sobre todo, irrecuperables.
Víctor Hugo arranca los primeros compases de Los Miserables con una frase prodigiosa: «Lo que de los hombres se dice, verdadero o falso, ocupa tanto lugar en su destino, y sobre todo en su vida, como lo que hacen». La Noria del lunes en El Mundo.
