“Quien siente miedo no deja de oír ruidos”. La frase de Sófocles, casi tan antigua como el drama mismo del mundo, resume el convulso panorama político en Andalucía, donde –salvo adelanto súbito– dentro de ocho meses se debe votar a un nuevo presidente que perfectamente puede ser (o no) el mismo que ahora ejerce el cargo. El pánico ante un inesperado retroceso electoral que haga peligrar la mayoría absoluta de Juan Manuel Moreno Bonilla se ha instalado cómodamente en el Quirinale y pasea por las distintas alas del egregio palacio barroco que fuera Universidad de Mareantes. La tempestad, en este caso, no es marítima. Está provocada por los graves errores en los diagnósticos de cáncer de mama, que ya se han cobrado el puesto de la (tercera) consejera de Salud del PP. La crisis ha zarandeado a la derecha meridional como no se había visto en los últimos siete años. El malestar no cesa y las aguas (políticas) distan de estar serenas. No es una marejada. Es una gran tormenta.
Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.
