“Es absurdo” –decía Emilia Pardo Bazán– “que un pueblo cifre sus esperanzas de redención y ventura en formas de gobierno que desconoce”. La novelista gallega, al dar esta opinión, olvidaba que los seres humanos viven precisamente gracias a la amplificación de sus ilusiones, aunque no tengan relación alguna con la realidad. Esta misma costumbre fue la que, durante la Santa Transición, hizo creer a muchísimos ciudadanos que las autonomías servirían de antídoto frente a los nacionalismos y obrarían el milagro de terminar con la perpetua guerra territorial que caracteriza a la política española. Las cosas no se conocen de verdad, y a fondo, hasta que se prueban.
Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.