Javier Cercas tiene escrito que las mejores novelas poseen una cualidad común: todas tienen un punto ciego. Formulan una pregunta de partida y exigen a sus lectores que se adentren en el libro para encontrar la respuesta. Pero, al contrario que los acertijos y la literatura de orden didáctico, tan de moda últimamente, que recompensa la búsqueda con una moraleja simple y tranquilizadora, las novelas modernas dejan la incógnita sin contestar, vislumbrada, evidenciando que no existe una verdad absoluta y que la respuesta a las cosas cambia dependiendo del punto de vista, de la subjetividad de quien se formula las dudas o del contexto en el que todo esto sucede. Si convenimos que dicha teoría es exacta en lides narrativas, ¿cómo no formularla en el caso del arte (bastardo) del ensayo? Un ensayo es esto: la manera de contestarse una pregunta y, por extensión, compartir con los demás el camino que conduce hacia la averiguación.
Las Disidencias en Letra Global.
