La Historia, como escribió Mark Twain, nunca se repite de forma idéntica, pero profesa una devota afición por el sublime arte de la rima. La concordancia entre dos momentos históricos separados en el tiempo, gracias a esa poderosa herramienta que es la analogía,permite (desde el pasado) entender mejor el presente, desvelando el alud de mentiras y argumentos falaces con el que cualquier poder intenta camuflar sus actos y endulzar sus miserias. Véase, sin ir más lejos, el acuerdo para un (presunto) gobierno progresista que este martes presentaron con optimismo ensayado el Insomne y Sor Yolanda del Ferrol, que quiere que todos seamos infinitamente felices aunque nadie le haya dado permiso para meterse en nuestras vidas. La puesta en escena, plagada de generosas apelaciones a las políticas sociales y cuentos para niños pequeños, pretendía recubrir con un manto de escabeche –que es el aliño que se le aplica al pescado cuando no es fresco, y que tiene nombres propios en Sevilla (adobo) y en Cádiz (bienmesabe)– el colosal trágala que supone tener que mendigar al Napoleoncito de Waterloo los votos de los siete diputados de Junts que son tan aficionados a quitar la bandera española (la constitucional) cuando dan ruedas de prensa en el Congreso de Madrid.
Los Aguafuertes en Crónica Global.