Cuando dos partes no alcanzan un acuerdo, sea para una guerra o para rubricar un armisticio, recurren invariablemente al arte de la perífrasis, que consiste en dar rodeos verbales para no declarar la verdad en crudo, a ser posible sin incurrir en la enunciación de una mentira. Sí, pero no. La retórica, desde los griegos, es la forma más inteligente de retorcer la realidad. Hasta un cierto punto. La reunión entre España, Reino Unido y la UE, que debía resolver el encaje de Gibraltar, la colonia británica en la Península Ibérica, ante la coyuntura del Brexit, que ha convertido al Peñón en frontera extracomunitaria, no alumbró el pacto definitivo sobre esta cuestión, pendiente desde la Nochevieja de 2020, cuando ambas cancillerías exploraron un acuerdo para reformular la frontera más meridional de Europa en beneficio mutuo.
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