Tras contemplar el hipnótico espectáculo (una farsa entre ridícula e infantil) de la conferencia de presidentes autonómicos celebrada la semana pasada, donde se congregaron los virreyes de esa España que unos llaman Plurinacional, otros Diversa y en la que bastantes de los restantes ven encarnada la herencia del carajal de unas autonomías que actúan, sin título legal alguno que las avale en sus pretensiones, como naciones soberanas, sólo puede concluirse que este Gobierno no tiene remedio, que los presidentes regionales se toman a sí mismos excesivamente en serio y que la discusión pública se ha convertido en España en un pase de modelos –de damas y caballeros– donde lo trascendente es el desfile, la entrada y la salida, los saludos, los besos (más falsos que un duro sevillano) y los gestos para hacer de menos.
Los Aguafuertes en Crónica Global.