La existencia, igual que la escritura, es una sinfonía. Al principio todos la imaginamos como una estructura ideal, armónica, heredada en unos casos o admirada, en otros, pero su música, el constante devenir del alma que nos contiene, nos lleva más pronto que tarde a donde ella quiere. Al repasar los días que vamos dejando atrás creemos encontrar una determinada pauta o regularidad; en el fondo sospechamos que sus únicos sustratos son la incertidumbre y la certeza de haber sido conducidos por los acontecimientos, cual marionetas de un teatro de guiñol o piedras lanzadas al aire desde el lecho de un río desbordado. Uno de los logros de la excelente biografía que el escritor onubense Manuel Moya, poeta de Fuenteheridos, le ha dedicado a Fernando Pessoa –El hombre de los sueños–, editada por Ediciones del Subsuelo, el sello barcelonés que comanda Laura Claravall, es su forma de dotar de asidero al caos (datos, instantes, días y noches, versos) que rodean al poeta portugués sin alimentar los abundantes lugares comunes que han ido adhiriéndose a su figura.
Las Disidencias en Letra Global.