“Nunca en mi vida me he subido a un tren sin que mi espíritu se animara”. La sensación de felicidad, y al mismo tiempo de vértigo, que acompaña desde el origen de los tiempos a los marineros o a los viajeros espirituales es el viento que gobernó las velas de la prolífica, seductora y colosal carrera de Orson Welles. Fue uno y cientos otros al mismo tiempo. Cualquier definición sobre su figura se antoja limitada e inexacta. Por eso es pertinente preguntarse: ¿Quién era exactamente? Sabemos –lo dicen los datos– que con 26 años debutó en Hollywood como el director (novato) de Citizen Kane, la gran película norteamericana moderna. Una obra maestra sobre la verdad y la mentira, el poder y la pérdida.A la edad en la que muchos están concluyendo sus estudios en la universidad nuestro hombre, antecedente del personaje y sustrato del mito, había sido portada en la revista Time. Estados Unidos lo había descubierto oyéndole narrar sus pesadillas y terrores.
Las Disidencias en Letra Global.