Hace exactamente setenta años, Philip Yordan, un escritor de películas de western, escribió, basándose en el argumento de una novela (menor) de Roy Chanslor, publicada unos cuantos meses antes, uno de los diálogos más antológicos y certeros de toda la historia del cine.
JOHNNY: ¿A cuántos hombres has olvidado?
VIENNA: A tantos como tú mujeres.
JOHNNY: ¡No te vayas!
VIENNA: No me he movido.
JOHNNY: Dime algo bonito.
VIENNA: Claro. ¿Qué quieres que te diga?
JOHNNY: Miénteme. Dime que me has esperado todos estos años.
VIENNA: Te he esperado todos estos años.
JOHNNY: Dime que habrías muerto si yo no hubiera vuelto.
VIENNA: Habría muerto si tú no hubieras vuelto.
JOHNNY: Dime que me quieres todavía, como yo te quiero.
VIENNA: Te quiero todavía, como tú me quieres.
JOHNNY: Gracias. Muchas gracias.
Este intercambio verbal entre Joan Crawford y Sterling Hayden, los dos protagonistas de Johnny Guitar (1954), no descubre nada nuevo. El amor, en efecto, no es más que un embuste. Un absoluto malentendido. Un espejismo roto que brota de una oscura y honda desesperación íntima.
Los Aguafuertes en Crónica Global.