No es extraño que la Biblia, incluso por delante del Quijote, sea el libro más leído –y más vendido, que no es ni mucho lejos lo mismo– de toda la historia de la cultura. Al margen de su materia religiosa, y en abundantes casos doctrinal, el gran libro de libros, que igual que la Primera Parte de la gran novela cervantina o las Mil y una noches, una obra capital de la tradición oriental, cobija en su interior una sucesión de narrativas encadenadas, enuncia muchos conceptos que todos utilizamos a diario. Entre ellos figura el de canon, que en la cultura occidental se aplica a la literatura y surge a partir de la jerarquía y combinación de los testamentos y, antes, de los dos grandes poemas homéricos: la Ilíada y la Odisea. De estas dos estirpes devienen todos los demás libros que en el mundo han sido y serán, incluidos los insignificantes, que lo son, básicamente, por su fracaso en el intento de convertirse en obras canónicas.
Las Disidencias en Letra Global.

