Pertenece al género cándido, cuya etimología oscila entre la literalidad de la blancura de túnica que se les exigía a todos aquellos aspirantes a ocupar algún cargo u honor político en la antigua Roma –los inmaculados candidatos–, y su sentido figurado (léase moral), pensar que la mejor manera de evitar una guerra es desistir del derecho a la legítima defensa que tiene cualquier individuo y, por extensión, una sociedad en su conjunto. Probablemente por eso las voces públicas que critican la operación de rearme militar en Europa, consecuencia indeseada de la llegada de Trump a la Casa Blanca, tienen escasas opciones de ser oídas y tenidas en cuenta por los dirigentes políticos. A todos ellos los condiciona tanto la alianza París-Berlín, a la que se ha sumado Londres en una especie de retorno simbólico al eje continental tras el Brexit, como la certeza de que Washington está en estos momentos más próximo a Moscú que a cualquier cancillería europea. La cruda realidad siempre se impone a los buenos deseos.
Los Aguafuertes en Crónica Global.