Lección primera: “Un periodista no puede quedar a merced de la primera autoridad que se sienta agraviada por sus escritos”. Miguel Delibes dejó esculpido este principio, esencial en el oficio, en una carta que redactó en defensa de Manuel Fernández Areal, al que en 1964 le hicieron un consejo de guerra en Valladolid por proponer en un artículo la reducción del servicio militar. Entonces estaba en la cima: había sido la cabeza visible de El Norte de Castilla, el periódico en el que entró como dibujante un día extraño de 1941 y que, con intervalos, dirigió hasta en dos ocasiones (primero de forma interina; después con todos los honores) y donde hizo de todo. Entre otras cosas, cobijar y formar a periodistas que después hicieron época, como Manuel Leguineche, César Alonso de los Ríos o Francisco Umbral. Instituciones del periodismo español.
Archivo de abril 2017
La memoria difusa del 92
Sevilla es una ciudad-trampantojo. Simula lo que no es. Presume de lo que no tiene. Se está viendo con claridad en el programa de actos de conmemoración del 25 Aniversario de la Expo 92. El evento principal, cerrado al público, tuvo lugar la pasada semana en el Real Alcázar, sospechosamente lejos de la Isla de la Cartuja, que era y es su territorio natural. Ayer volvimos a verlo, de nuevo en un acto restringido al que no se podía ir sin invitación, en el Pabellón de la Navegación, donde la asociación civil Legado Expo inauguró la exposición de objetos organizada para celebrar el 25 Aniversario de la Muestra Universal. Ambos actos estuvieron cerrados a los sevillanos, que fueron los que dieron a la Expo la mitad de su rentabilidad bajo la forma de ingresos y visitantes. Convendría preguntarse el porqué. ¿Acaso porque nuestras élites políticas siguen viendo la Muestra como un elemento patrimonial?
Un análisis para El Mundo.
La buena voluntad
Ponga una gestora en su vida. Verá como todo cambia. Quizás no a mejor, pero cambia. No lo duden. Es la decisión más inteligente. Los muchachitos del PP, encabezados por Bonilla (Moreno), el líder que no se despeina nunca, han decidido esta semana que su agrupación sevillana, donde cohabitan bastante mal avenidos los antiguos ahijados de Javier Arenas con los nuevos, unos reprochándoles a los otros el pecado de lesa traición al Padre Padrísimo, que tiene más vidas que un gato, debe ser ya -pero ya- un partido pacífico. No existen elementos que lo garanticen. Tampoco se dan las circunstancias objetivas. No hay el menor ambiente de pax (salvo en su variante armada) ni se ve buen rollo por ningún sitio. Ni siquiera hay rollos, cosa que en la primitiva facción juvenil del PP sevillano era una tradición histórica.
Las Crónicas Indígenas del sábado en El Mundo.
La movida selectiva
La movida es uno de los subgéneros menores del periodismo local sevillano, que ha hecho, sin querer, tradición escrita de todos aquellos asuntos de los que nuestros alcaldes llevan lustros hablando pero nunca han sabido o han querido resolver. Con la botellona ocurre como con el Metro, las barriadas o la revitalización de la dársena del Guadalquivir: son temas perpetuos por la incapacidad de nuestros próceres para convertirlos en historia. Las hemerotecas, que ya son museos de antigüedades ilustradas, rebosan páginas con planes, proyectos, declaraciones y propuestas sobre estos asuntos que jamás se llevaron a término o fracasaron.
La Noria del miércoles en El Mundo.
La perturbación de los ERE
El efecto más nocivo de la corrupción, cuando se desarrolla en ámbitos culturalmente tribales, no es el quebranto económico, sino el que tiene que ver con la sociología. El dinero robado puede recuperarse o considerarse amortizado si entendemos su sustracción como un inevitable coste de nuestro particular sistema de gobierno, donde quien toma las decisiones que nos afectan a todos nunca paga las consecuencias de sus errores individuales con su hacienda, sino con la nuestra. Pero lo que resulta incurable es el relativismo moral que, igual que un virus bíblico, afecta de inmediato al cuerpo social que llamamos ciudadanía cuando contempla la corrosión de los principios más elementales. Son escasos los individuos capaces de resistir sus efectos, cuyo poder llega a borrar de golpe la educación recibida durante décadas.
Los Aguafuertes del lunes en Crónica Global.