El efecto más nocivo de la corrupción, cuando se desarrolla en ámbitos culturalmente tribales, no es el quebranto económico, sino el que tiene que ver con la sociología. El dinero robado puede recuperarse o considerarse amortizado si entendemos su sustracción como un inevitable coste de nuestro particular sistema de gobierno, donde quien toma las decisiones que nos afectan a todos nunca paga las consecuencias de sus errores individuales con su hacienda, sino con la nuestra. Pero lo que resulta incurable es el relativismo moral que, igual que un virus bíblico, afecta de inmediato al cuerpo social que llamamos ciudadanía cuando contempla la corrosión de los principios más elementales. Son escasos los individuos capaces de resistir sus efectos, cuyo poder llega a borrar de golpe la educación recibida durante décadas.
Los Aguafuertes del lunes en Crónica Global.
Antonio dice
Esto ocurre porque, como «buena sociedad latina-mediterránea», se ha acostumbrado a que, tanto en la izquierda como en la derecha existe la corrupción, «así que: da lo mismo uno que otro»