El Argonauta Maíllo (IU) es el mejor parlamentario de la República Indígena. El tipo no sólo sabe latín, sino que veía a Epi & Blas (Barrio Sésamo) como una proyección de la libertad sexual. Eso es tener profundidad de campo en la mirada, no como los malditos periodistas, que, según el exconsejero De Llera, somos tan superficiales como para creer que un político reprobado por el Parlamento debería irse a su casa. Ha tardado, pero el tiempo ha terminado dándonos la razón. Ocurrirá también con Maíllo. El portavoz de la coalición de izquierdas se expresa de forma nítida, colige más que la media y tiene la (impertinente) virtud de sacar de su proverbial humildad (aquí muere un gatito) a Su Peronísima, que mastica el fracaso con los caramelos para mejorar la voz, quebrada desde aquel domingo milagroso en el que las enhiestas lanzas susánidas se tornaron cañas pastorales.
Las Crónicas Indígenas del sábado en El Mundo.