Para un hombre de mundo no hay nada más exótico que volver a casa. Su Peronísima, desde luego, no es una mujer cosmopolita: lo suyo es la famiglia, la agrupación del partido, el barrio, las bodas por la Iglesia y el amor de la tribu, pero lleva semanas intentando demostrar(nos) que la derrota de las Primarias no es «la hostia» (perdonen la crudeza) que Ella misma proclamó en público, sino una excelente oportunidad para volver a disfrutar con las cosas de «su tierra», que es la nuestra, pero cuya administración ejerce en solitario al modo de los viejos mayorazgos: patrimonialmente.
Las Crónicas Indígenas del sábado en El Mundo.