Shakespeare escribió que en el juego de la vida somos nosotros quienes jugamos la partida, pero el único encargado de barajar las cartas es el destino. La Querida Presidenta lleva ya dos sonoros rechazos en la versallesca sede parlamentaria después de unas elecciones en las que -proclamaba- iba a gobernar sola. Ya lo dijimos entonces: el infierno son los otros. Sigue sin enterarse de nada.
Las Crónicas Indígenas del lunes en El Mundo.
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