El pacto entre el PSC y ERC, al que se han sumado los Comunes, para investir presidente de la Generalitat a Salvador Illa a cambio de que los socialistas catalanes asuman una parte significativa de la agenda del soberanismo, ha convertido la política española, intrínsecamente indígena, en un territorio extrañamente kantiano donde se hace cierto el célebre augurio del gran filósofo de Königsberg: “El estado natural del hombre no es la paz, sino la guerra”. El impacto de un hipotético cupo catalán, rubricado pero todavía pendiente de desarrollar, en Andalucía, que es la tercera economía española por detrás de Madrid y Catalunya, va a marcar la agenda política de la derecha meridional a la vuelta del verano, en apenas quince días. Puede incluso, en función de cómo se desarrollen los acontecimientos, que trastoque el calendario electoral en el Sur, que debería mantenerse estable durante los próximos dos años. La situación política es tan endiablada y volátil que no es descartable que este plazo oficial se reduzca en función de los intereses políticos de Moreno Bonilla, a quien podría interesarse adelantar en el tiempo los próximos comicios regionales y no agotar la legislatura. Todo dependerá de la guerra contra el cupo catalán que librarán el resto de autonomías este otoño.
Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.