Decíamos ayer, al modo de Fray Luis, pero sin hábito que nos guarde, que la hipótesis de una probable mayoría parlamentaria entre PSOE, Sumar y los independentistas vascos y catalanes, que de progresistas no tienen nada, como hermanos gemelos de los ultramontani que son –los nacionalismos, que aspiran al monopolio instrumental de los sentimientos para alcanzar nuestras carteras, no creen en la competencia entre iguales–, pone en crisis, aunque en el Quirinale todavía no se hayan enterado, la cohesión territorial, al tiempo que relega a la Marisma, mediante una mutación posmoderna, a tener instituciones de segunda. Pues bien, los artífices de tal estafa (política) son los diputados del mismo partido que durante cuarenta años han estado dando la brasa (ad infinitum) con la victimización de Andalucía, una tarea en la que les ha sucedido –con éxito circunstancial– el Gran Laurel. Nos referimos, claro es, al PSOE, de cuya historia secular, no siempre noble ni tampoco totalmente honesta, ya no queda niente. Menos que cero.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.