Uno de los rasgos más significativos del discurso histórico del socialismo andaluz, que no es ni ha sido nunca socialdemócrata, sino que deviene de una actualización (sin duda mejorada) de la tradición del Mediodía español, donde persiste una cultura de raíz agraria, que vincula a los antiguos caciques del XIX con su clientela, es la reiteración habitual, insistente, rítmica, mecánica, con la que califican a Andalucía como “nuestra tierra”. Repárese en el matiz: rara vez, y salvo como sinónimo de ocasión, los socialistas hablan de forma espontánea de la región, la comunidad o la sociedad. Al referirse al Sur apelan siempre antes al peso (telúrico) de la tierra. Enuncian pues una forma retórica de posesión. Para el imaginario meridional la tierra no es un medio. Se concibe como un fin.
Las Tribunas en El Mundo.