Maquiavelo, uno de los grandes héroes de la filosofía política, cuya sabiduría se sustentaba en la observación y la experiencia más que en criterios de orden moral, decía que los hombres son capaces de olvidar con más facilidad la muerte de sus propios padres que la pérdida de su patrimonio. Si el diplomático florentino pudiera levantar la cabeza y contemplase ahora las últimas discordias políticas de Andalucía, que es la región más parecida a Italia que existe en España, se asombraría de la asombrosa exactitud de su parábola. Todos los partidos políticos de la gran autonomía del Sur, desde la siniestra hasta la derecha, conciben el autogobierno como una suerte de monopolio en el que la paternidad se confunde con el mayorazgo, como si ambas cosas fueran idénticas y los siervos del antiguo sistema feudal todavía tuvieran que agradecer a la gracia de los signori su capacidad legislativa. Se trata de un síntoma de la perversión del legado andalucista, que desde hace cuatro décadas es objeto de litigio entre todas las fuerzas del arco parlamentario, incluidas las difuntas, como el Partido Andalucista.
Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.