Los ogros y los cascarrabias son los últimos héroes de nuestro tiempo. Sumidos en el océano actual de optimismo ingenuo y corrección infantil que nos rodea, escuchar la voz tenebrosa y cavernaria de los pensadores que, sin miedo a provocar el rechazo ajeno, dicen lo que creen y piensan lo que dicen, dos costumbres ya en evidente retroceso, es como un bálsamo en mitad de este crudísimo erial de sonrisas, piruletas y deseos asertivos. Seamos positivos. El pesimismo, si se mira con un poco de detenimiento, es el acto de honradez intelectual más sincero y puro que pueda concebirse. En lugar de engañar con vanas esperanzas y mirar la vida, ese cuento que es a la vez maravilloso y terrible, a través de un cristal de azúcar, escrito con la caligrafía de los antiguos cuadernos escolares, los hombres libres capaces de afrontar el vacío de frente, sin excusas, nos parecen los últimos caballeros mitológicos de este universo donde la muerte y el dolor son hechos cotidianos, en absoluto extraordinarios.
Las Disidencias en Letra Global.