La verdad de un escritor está escondida en sus libros periféricos. Aquellos que no siempre forman parte de las biografías oficiales o, en el mejor de los casos, merecen una nota al pie de su bibliografía canónica, premios ilustres incluidos. Esta regla, que es puramente subjetiva pero que a nosotros nos parece indudablemente cierta, convierte en apasionante la lectura (despreocupada) de muchos textos menores de escritores mayores, donde los autores de prestigio –esa vana invención literaria– se nos muestran, por lo general, sin el característico ropaje de la ficción o vueltos de espaldas al sujeto poético, ese famoso personaje retórico al que don Nicanor (Parra) tuvo que asesinar para poder crear al antipoeta, el único cantor que suena natural en estos tiempos extraños.
Las Disidencias en #LetraGlobal.
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