La cosa tiene gracia. Su Peronísima lleva casi dos años presumiendo de que Andalucía es la primera autonomía con una ley de transparencia, cuyos silencios son más elocuentes que sus enunciados, y nos tenemos que enterar, vía interventora adjunta, de que la UE nos ha cortado el agua de las ayudas porque no se fía de lo que el susanato haya podido hacer con el dinero de los contribuyentes continentales. Por fortuna, la noticia saltó en sede parlamentaria. Pese al vicario de las Cinco Llagas, la revelación no pudo esconderse, lo que ha abierto el generoso campo de las matizaciones, que en política son casi un subgénero de la literatura fantástica. La explicación más singular ha sido la del consejero Arellano, ser bifronte, que nos ha aclarado que la cuestión tiene una importancia relativa porque se debe a «criterios administrativos».
Las Crónicas Indígenas del viernes en El Mundo.
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