“Soy un fantasma y grito sin que se me oiga (…) Yo, el despreciable, me reafirmo como tal, pero irónicamente”. Anotación registrada el 7 de octubre de 1947. Cuaderno de cartoné negro. Tinta azul oscuro. Caligrafía diminuta pero con una expresión directa, aunque saturada de sobreentendidos y frases eruditas –en latín, francés e inglés– que dificultan la comprensión. Enunciación in fieri. Es el espectáculo de una mente (para algunos diabólica) trabajando, discurriendo, anotando cosas, vengándose a su manera de un destino que, después de haberle permitido vislumbrar el camino hacia el Leviatán de Hobbes –el libro con el que comenzó todo: el mito del Estado moderno como heredero de la Iglesia, el negocio de los juristas, la política como teología–, lo desplazó a una esquina secundaria del cuadro, recluyéndolo en un cuarto de una única estancia, sin calefacción, prácticamente condenado a la indigencia.
Las Disidencias en Letra Global.
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