En Soldados de Salamina, la novela que puso a Javier Cercas en el mapa de la literatura en español tras tres fábulas previas que –ha ironizado alguna que otra vez el propio escritor– no leyeron más que un par de amigos, dejando en el acto de serlo, o casi, el autor de Anatomía de un instante relata un encuentro ficticio con un historiador independentista, Miquel Aguirre, que había estado investigando los sucesos de Collell, donde el falangista Rafael Sánchez Mazas sobrevivió –milagrosamente– a un fusilamiento cruel por parte de los rojos. Se citan en Girona, en un restaurante llamado Bistrot. Durante la comida, mientras los dos hombres se tantean –antes de encontrarse eran dos perfectos desconocidos– Aguirre dice:
–“No sé qué le parecerá a usted, pero a mí me parece que un país civilizado es aquel en el que uno no tiene necesidad de perder el tiempo con la política”.
–“Exactamente lo contrario de lo que pasaba en el 36”, responde Cercas.
–“Ni más ni menos”, agrega el historiador.
La escena, en apariencia trivial, está cargada de significado.
Los Aguafuertes en Crónica Global.
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