La situación recordaba, con las lógicas variantes de espacio y tiempo, a una escena sacada de una película del Far West. Malestar disimulado, pero evidente. Tensión escénica. Malas caras. Medias sonrisas forzadas. Abucheos de unos contra otros; en buena medida, instigados desde la dirección de los respectivos partidos. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, rodeado siempre por las milicias socialistas, evitaba cualquier tipo de cercanía gestual (sincera) con el presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno Bonilla, y el alcalde de Sevilla, José Luis Sanz (PP), ambos a su vez protegidos por sus respectivas falanges, que parecían legiones romanas. Ni siquiera hubo una foto colectiva oficial. Sólo instantáneas robadas por los fotógrafos. Estaba bastante claro que aquello no era una reunión (amigable) de familia. Tampoco hubo demasiada cordialidad institucional: cada uno se rodeaba de los suyos e ignoraba a los adversarios. Reinaba en el ambiente un desprecio mutuo, atenuado sólo por la rigidez (muda) del protocolo. Se echó de menos a Liberty Valance, el personaje del western de John Ford, pronunciando alguna de sus frases. Por ejemplo: “Yo te enseñaré la ley, la ley del Oeste”.
Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.