España está hecha un Getsemaní. Hay un gobierno, pero no gobierna. Existe un Estado, pero todas sus instituciones, sin excepción, gozan de un profundo descrédito ganado a pulso. La pandemia ha regresado sin haberse ido, la situación económicageneral es devastadora, las administraciones –all of them– no son capaces de asistir a los ciudadanos, abandonados a su suerte. Los viejos se mueren en los asilos y la sanidad y la educación están en pie de guerra; la primera, por falta de medios, y la segunda porque no entiende que no puede continuar funcionando como antes. Con este panorama, importa muy poco el porvenir del cayetanismo –la prueba más evidente de la dislocación del PP–, la moción de censura (inútil) de Vox, las vacaciones interruptus del célebre dúo Iglesias&Montero, revolucionarios con piscina, o las disensiones sobre los presupuestos entre el Podemos maoísta y el neocesarismo del PSOE.
Los Aguafuertes en Crónica Global.
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