La antítesis de la cancelación, esa dictadura enemiga del pensamiento libre que alimentan las masas emancipadas a las que guía el espíritu de la corrección política, es la entronización. En general, puede ser de dos clases: una coronación solemne en vida –modelo Napoleón– o la sacralización de los ilustres difuntos, siguiendo la tradición de los lares familiares romanos. Existe también una suerte de variante intermedia: la influencia post-mortem. Es la que trata de actualizar el andalucismo irredento en vísperas del 28F, día de la gran autonomía meridional. Como casi todas las interpretaciones históricas, lo hace mediante una lectura unívoca de hechos complejos. Su objetivo: que el paso del tiempo no erosione el bronce de sus héroes. Es parte de la herencia cultural (y decimonónica) que explica el Estado de la autonomías, donde cada territorio, tenga o no argumentos, ha aprovechado durante las últimas décadas la descentralización política y los medios presupuestarios para nutrir sus epopeyas particulares.
Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.