Lo diremos a la manera taurina para que los devotos del arte de Belmonte (Juan) lo entiendan sin dudar y a la primera: lo de ayer en la plaza de Colón fue un bajonazo. Léase: la estocada fatal que un torero le da al toro en los pulmones. Una suerte fatídica conocida en el argot de la lidia como golletazo. Para llegar a esta conclusión no importa en exceso la guerra de cifras cruzadas en la que andan sumidos desde ayer los convocantes y el Gobierno, ni tampoco influyen las interpretaciones –tan cínicas como de costumbre– de los evangelistas del independentismo, esos guiñoles sublimes. Cualquiera puede llegar al mismo juicio si prescinde del señuelo de los criterios numéricos: lo que se quería forzar, desde las calles, era la capitulacióndel Gobierno «felón» por su «traición a la Nación» (Triple rima). Y esa rendición ya se había producido, por whatsapp, antes de la coyunda patriótica.
Los Aguafuertes en Crónica Global.
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