La hipocresía, escribió Quevedo, es la calle con la que comienza el mundo y también con la que termina. Todos, decía el escritor castellano, tienen casa, aposento o un cuarto en ella, pues es el único sendero seguro de la existencia, aunque algunos sean vecinos de derecho y otros paseantes circunstanciales.
La Noria del sábado en El Mundo.
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