Una de las virtudes del arte del folletín, que es el género literario que surgió en la Francia del Romanticismo al calor del avance de la alfabetización, es que permitía a todos sus lectores, en general de extracción humilde, encontrar en los periódicos una dosis diaria de fantasía amable y sensiblería primaria que podían aceptar sin extrañarse. La gente, antes de la televisión, la radio e internet, disfrutaba leyendo estas novelas por entregas para soportar la realidad. Ya no hace falta: los libros, incluso las obras de ficción, dicen bastante más de lo que nos pasa que muchos diarios, convertidos en la convergencia de casi todas las mentiras públicas y privadas. Existen, claro está, excepciones a esta norma: la increíble burbuja de Sumar, la plataforma de autoayuda de Yolanda Díaz, es una de ellas. Su actualidad es igual que un cuento de hadas y princesas: ahora, sí; después, no.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.