La cara era un poema. Sin rima, sin ritmo y sin métrica. El topetazo que esta semana ha sufrido el susanato en el Parlamento -los grupos políticos bloquearon su decreto para asignar tareas administrativas a los enchufados del SAE- parece augurar que la cohabitación con C’s, hasta ahora enternecedora, ha cambiado de fase. El matrimonio discrepa. Parece que la causa hay que buscarla en una cuestión de actitud (de la aptitud hablaremos otro día) por parte de Su Peronísima, que, como suele hacer, ha llevado al extremo su política de hechos consumados y sordera militante ante la soberanía que -técnicamente hablando- reside en las Cinco Llagas.
Las Crónicas Indígenas del viernes en El Mundo.
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