Tenemos que admitirlo. El Gran Laurel, señor de la Absolutísima, ese hito planetario que consolidase la asombrosa Grande Carambola de 2018, ha interpretado mejor que nadie el misterio (nada misterioso) del 23J. En la magnífica entrevista que el domingo rubricaron juntos Teresa López Pavón y Juanma Lamet en EL MUNDO, el Reverendísimo muestra su convicción (vamos a llamarla así) de que los genoveses no gobernarán nunca España si no captan –y retienen– a los electores de centro. Es la fórmula del escabeche meridional: seducir (sin molestar) a los socialdemócratas templados, esos burgueses que son felices oyendo a los cantautores y repitiendo hasta el final de sus días las consignas adolescentes de su lejanísima juventud, cuando creían –sin contradicción– en el marxismo, en la teoría de la liberación y en esa utopía (autonómica) de convertir a su pueblo o aldea en la única patria (en su beneficio). Il Presidentino ha comprendido bien el arcano que se camufla tras la encrucijada española. No es la repetición electoral. No. Hablamos de otra cosa. Metafísica: la mortalidad de la magia.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.