El respeto que un gobernante siente por los ciudadanos a los que representa se concreta en la televisión pública que tenga bajo su mando. Esta máxima explica, además de otras muchas cosas, las notables diferencias entre la BBC y Radio Televisión Española, que esta semana ha sido la moneda de cambio –fallida– entre los neosocialistasy Podemos, obsesionados con el control del ente público, donde trabajan 6.400 trabajadores y se administra un presupuesto, probablemente excesivo, de mil millones de euros.
Los Aguafuertes del lunes en Crónica Global.
Deja una respuesta