El fracaso, que tan malísima prensa tiene en política, es la fuente de conocimiento más fabulosa que existe. Los ignorantes lo rehúyen. Y podemos definir a los sabios como quienes, sin perseguirlo, saben manejarlo con suma dignidad y sobrevivir a su visita. No parece ser precisamente el caso de los socialistas indígenas, que llevan un lustro lejos del Quirinale y van camino de la pasokización definitiva si los electores, dentro de cincuenta días, en las bíblicas generales de julio, no mudan la opinión expresada el 28M. Se antoja difícil, por mucho que Pedro I, El Insomne, juegue a emular a César Borgia con aquello de todo nada. Los socialistas meridionales están anclados, para regocijo de las dos derechas, dentro de su propia burbuja sentimental. Piensan que siguen siendo césares, pero ya no son apenas nada. Cada vez menos.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.