La retórica en España tiene mala prensa. El diccionario de la Real Academia incluye, tras su definición formal –“Conjunto de reglas que se refieren al arte de hablar y escribir de forma elegante y con corrección con el fin de deleitar, conmover o persuadir”–, dos acepciones más, ambas coloquiales, cuyo sentido es despectivo: “Empleo rebuscado y artificioso del lenguaje”; “Argumento engañoso o razón fuera de lugar”. No sabemos si estos dos últimos usos del término son la causa de su ausencia de los planes de estudios, pero es indudable que transmiten muy bien la escasa valoración social de un arte –el de la palabra– que heredamos de la cultura clásica, fue durante siglos el eje de la sabiduría medieval y formó parte del capital intelectual del humanismo y del sistema de educación occidental hasta la Ilustración.
Las Disidencias del martes en #LetraGlobal
Deja una respuesta