Ilustre antioligarca:
Le escribimos estas letras, como ya se figurará, a cuenta del suceso que, vamos a suponer que a su pesar, pero en el que indudablemente ha puesto V.M. su más firme voluntad, le ha convertido (en las redes sociales) en motivo de alabanzas e improperios miles por cuestionar, gracias su proverbial sentido de la comedia, la capacidad intelectual de los andaluces –concretamente de los naturales de Sevilla, que en este asunto los matices son cosa importante– para discutir sobre el “embrollo catalán”. Por lo visto, en el Mediodía no deberíamos debatir, aunque sea con la colaboración del abate Juliana, sobre el prusés, que escribimos (libremente) así, en su variante española, no para ofenderle, como ha dicho en algún lance, sino porque el español es nuestra lengua, igual que la catalana debe ser la suya, y porque llamarlo proceso nos remitiría a la fábula de Kafka sobre el absurdo. Probablemente para su extraordinaria sensibilidad (siempre a flor de piel) esto sería una afrenta imperdonable.
Los Aguafuertes del lunes en Crónica Global.
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