Que España es un país imposible lo sabemos todos. Mucho más discutibles son las razones de tal condición. Hay quien piensa que se debe al fanatismo de los nacionalismos periféricos que aspiran, sobre todo, a ser centros de sí mismos. Dado que no pueden cambiar la geografía, intentan reescribir la historia, madre y maestra del tiempo, para que con el decurso de los años y la idiotez ambiental (creciente) todos piensen igual que ellos. Otros, en cambio, creen que el motivo íntimo del eterno circo político español es la excesiva tolerancia –pueden llamarla también generosidad, si se sienten piadosos– del Estado (la representación política de España) con las diversas minorías que reclaman la independencia, generalmente sin saber manejar en favor del bienestar de los ciudadanos el autogobierno concedido por la Constitución. Ambas perspectivas son ciertas y, sin embargo, también incompletas.
Los Aguafuertes en Crónica Global.
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