Los seres humanos viajamos por la vida atados a nuestra conciencia. Igual que en el mito Sísifo, caminamos con un peñasco colgado a nuestra espalda. Nos acompañan también –desde la cuna a la tumba– los cuentos de la infancia, agriados con el discurrir de los años y el contacto directo con la realidad. Un día milagroso de 1513, Vasco Núñez de Balboa, adelantado en las tierras del Panamá, alzó la vista desde un acantilado de la sierra del Darién. De esta forma avistó por primera vez el Pacífico: un inesperado océano de agua salada que se prolongaba hacia el infinito. El hallazgo certificaba un aciago fracaso (el de Colón, el almirante de la capa raída) pero, al mismo tiempo, renovaba la esperanza de lograr un sueño antiguo: alcanzar la China de Marco Polo, legendario asiento de la especiería y residencia de todos los prodigios y maravillas que imaginarse pudieran.
Las Disidencias en #LetraGlobal.
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