Charles Bukowski, poeta de la amargura y novelista de la vida grotesca, al que aquí siempre guardamos el respeto que merecen los elegidos, entre otras muchas frases que funcionan igual que saetas (mortales), escribió una que dice así: “El problema del mundo es que la gente inteligente está llena de dudas, mientras que los estúpidos están sobrados de certezas”. Si tuviéramos que darle la razón –cosa que hacemos– sólo cabe concluir que el Quietista Espadas, el líder del socialismo en la Marisma, no es un hombre muy inteligente. Lo decimos sin ánimo de ofender. Nos mueve el afán descriptivo. La realidad. Los hechos. Las evidencias. Porque el Adelantado de Ferraz, que ha heredado gracias a sus propios méritos los epítetos épicos que en su día identificaron a Marín (Juan), el antiguo jefe de Cs en el Quirinale, y que por tanto luce el birrete que lo señala como nuevo orgullo de las academias y envidia de los ateneos, lleva meses dándonos, mañanas, tardes y noches de gloria, aunque de un tiempo a esta parte también coja monumentales cabreos sordos cada vez que la derecha indígena le saca en los debates parlamentarios la independencia (catalana) y la amnistía, a la que ahora se suma la tramitación de los indultos para los condenados por los ERE. Debería acostumbrarse. Va a seguir ocurriendo durante los meses, años y, quizás, lustros.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.