Ivan Chtcheglov, poeta y activista político, escribió en 1953, bajo el seudónimo de Gilles Ivain, un ensayo titulado “Formulario para un nuevo urbanismo”. Se publicó en la revista Internationale Situationniste. En él decía: “Todas las ciudades son geológicas. No se puede dar tres pasos sin encontrar fantasmas armados con todo el prestigio de sus leyendas”. Luc Sante, escritor belga criado en New Jersey, posiblemente el mejor ensayista contemporáneo sobre culturas urbanas, ha hecho de esta afirmación la brújula de casi todos sus libros, en los que resucita gracias al milagro de la palabra justa, una sensibilidad sobria y una documentación prodigiosa las múltiples formas de la vida cotidiana de las grandes urbes que han dejado de serlo para convertirse en los decorados brillantes del capitalismo global. Sante, que como los autores verdaderamente grandes no pierde el tiempo ni somete al lector al castigo de un libro por año –sólo ha escrito ocho, todos excelentes–, ya nos contó el desaparecido mundo subterráneo de Nueva York en Low Life y evocó, sin un gramo de nostalgia, sus experiencias salvajes como squater en la Gran Manzana podrida, donde uno no podía cruzar la calle sin tener problemas, en Kill your Darlings, ambos títulos publicados en español por la ejemplar Libros del KO, editorial madrileña por la que sentimos devoción y que ahora ha dado a la imprenta otra ópera magna que en inglés se tituló The Other Paris y que en la edición que acaba de llegar a las librerías se nos presenta como Los suburbios de París. La ciudad de la gente en los siglos XIX y XX.
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